Han estado por aqui

lunes, 18 de abril de 2011

PLÁCIDO DOMINGO, JODIDO LUNES...

Cuanto daño puede hacer un fin de semana nefasto. Tanto daño como que, prácticamente, estés esperando en candeletas que llegue el lunes. Cuando te pasa eso, realmente te das cuenta de que sí, que ha sido un fin de semana para olvidar… o para recordar lo menos posible.

El lunes siempre ha tenido cierta mala fama. Mientras Donna Summer cantaba “Thanks God it’s Friday”, dando gracias a Dios porque ya fuera viernes, al lunes no le han dedicado muchas flores. Si The Mamas and the Papas cantaban aquello de “Monday, Monday” con cierta nostalgia, los Boomtown Rats se preguntaban porque no les gustaban los lunes en “I don’t like Mondays”. Lo cierto es que esta semana no he estado para cantar a lo Donna Summer. Mi viernes también fue nefasto. Si las circunstancias hubiera sido otras, igual habría tenido oportunidad de dar gracias por ser ya viernes, pero no es el caso. Una verdadera lástima porque siempre me han gustado los viernes, casi tanto como los sábados. O casi siempre.

El sábado siempre es un día especial y que, por su naturaleza entre el final de la semana  laboral y un día de asueto, debe ser el día favorito de mucha gente. De muchas gente que NO trabaja en sábado, claro. Supongo que este día despierta muchas expectativas. Es cuando tenemos más tiempo para salir con los amigos o la pareja. Para pasarlo en familia. Es un día para levantarse tarde e irse a dormir a la hora que queramos (por ejemplo, tarde o muy tarde). O para recuperar el sueño del resto de semana. Es un día para disfrutar o para descansar. Generalizando, por supuesto. Haced lo que queráis el sábado, pero reconoced que la mayoría aprovecha para hacer esas cosas y muchas más. También es un día marcado con una X en algunos calendarios de pareja. Yo votaría porque cualquier día pudiera ser sábado, pero aquí, cada cual se lo organice como más le parezca.

Luego, con la resaca (o no) del sábado noche, llega el domingo. Un día para ir a misa o para levantarnos tarde (o no antes de la hora de la comida). Para pasear por el parque de mañana, para hacer el vermut con los amigos, la familia, la pareja… para visitar museos, para ir al cine a media tarde, para practicar el panching o el zapping... Pero no tiene ni el mismo sabor ni el mismo color que el sábado, hagamos lo que hagamos. Tampoco despierta tantas expectativas. Y a última hora, muchos sentimos como una especie de tristeza incomprensible, porque el fin de semana se termina y volvemos a la rutina cotidiana, sea esta cual sea.

De los martes se han dicho también cosas. Si es martes, ni te cases ni te embarques. O la mala suerte que nos puede traer un martes que caiga en trece. Si, también están los viernes trece que, aunque son más bien anglosajones, han acabado haciéndose un huequito en nuestras vidas, por culpa del enmascarado Jason (¿Por cual Viernes 13 vamos ya?) y, muy especialmente, por el bien de nuestro PC años ha. 

Y luego, viene el miércoles. Un día anodino pero que marca, en cierto modo, que ya falta menos para nuestro descanso semanal. El jueves empezamos a animarnos y el viernes (noche) comenzamos a “desmelenarnos”.

Cada cual vive su semana según le marca el trabajo, la familia, la pareja, los hijos, los horarios, los colegios, y un montón de cosas más. Yo me limito a generalizar a lo bruto, sin detenerme en matiz alguno. Supongo que porque he tenido un fin de semana nefasto y tenía que decirlo.

Suskiin  - 18/4/2011 (Lunes) 


1 comentario:

  1. Ok me uno a tu desglose semanal. En casa cuando un sábado es de esos aburridos le llamamos "dissabte endiumenjat".

    ResponderEliminar