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jueves, 25 de noviembre de 2010

¿QUIEN VIGILA A LOS VIGILANTES?


Buho II, Espectro de Seda II, Rorschach, Dr. Manhattan,
Ozymandias y el Comediante
Después de las dos horas largas de sumergirme en WATCHMEN (La película) me entraron las ganas de leer el cómic. Normal. Me gusta, si el tema me interesa, profundizar al máximo. Como lo de leer el cómic no estaba a mi alcance en ese momento, la opción B era meterme en Google y buscar información sobre la película, sobre el cómic, sobre los personajes, sobre los actores que los encarnan, sobre lo que dice la gente de unos y otros… ¡vaya! Investigar un poco.

A Alan Moore creo que no le hizo mucha gracia la adaptación de su novela gráfica al formato pantalla, pero supongo que no es una cosa sencilla, y la peli estuvo bastante tiempo encallada. Bueno, también las pelis que provienen de un libro se dejan muchas cosas en el tintero y acabamos diciendo eso de que “el libro era mejor que la peli” aunque a muchos la peli les ahorre el tener que leer el libro.

Me pasé una parte de mi infancia leyendo cómics de superhéroes, alternados con los Lily’s, los especiales Esther, las Joyas Literarias …  Tener dos hermanos que se compraban los cuadernos Vértice en el Mercat de Sant Antoni es lo que tiene. Eso y mi insaciable necesidad de leer todo lo que caía en mis manos. No todo era cómic, claro. Las gemelas de Santa Clara o las chicas de Torres Mallory, los Cinco, cualquier cosa firmada por Enid Blyton, Mujercitas y sus secuelas, etc.… también fueron inmediatamente devorados. Pero los superhéroes fueron parte importante de mis primeras lecturas juveniles. El Capitán América, Namor, Spiderman, los Vengadores… Nunca me fue nada el look escandinavo de Thor  y el martillito de marras. La Masa la leía si no había nada más. Dan Defensor no me acababa de interesar. Me iban más los Cuatro Fantásticos –y además había chicas, que se agradecía un poco de participación femenina- y especialmente el Coronel Furia. Aquel hombre me parecía sexy desde el parche hasta los tacones de sus botas negras.

La primera generación de Vigilantes
El visionado de ayer de Watchmen me trajo muchos recuerdos. Es una forma diferente de presentar a los superhéroes, claro. En los cuadernos Vértice no recuerdo que tuvieran muchos defectos, en todo caso, debilidades humanas con las que acostumbraban a luchar y a las que vencían gracias a una integridad casi perfecta. En Watchmen, los superhéroes son falibles. El Comediante es el personaje más odioso (u odiado, o lo que sea). Rorschach es un paranoico de mucho cuidado pero, al contrario que el Cómico, despierta empatía. Ozymandias, el hombre más listo del planeta, es un visionario que, por mucho que lo haga por el bien de la humanidad, a mi no me hubiera gustado ser uno de los 15 millones que palman. Quizá el Buho (II) y Espectro de Seda (II) son los menos tocados por esa especie de maldición del superhéroe. Y por lo que he leído (y lo poco que se ve en la película) los componentes de la primera generación de Vigilantes tenían un buen puñado de defectos. No son hombres con superpoderes y de moralidad intachable. Son seres humanos que luchan contra el crimen pero no están por encima de este. El único que tiene aquí superpoderes es el Dr. Manhattan, pero a cambio tiene cierta tendencia a perder la poca humanidad que le ha quedado después del achicharramiento.

Fue interesante ver la peli, aunque, a veces, me quedaba perpleja o me perdía un poco con tanto flashback. Me interesé por los actores que configuran el elenco principal y descubrí algunas otras pelis. “Hard Candy” protagonizada por Patrick Wilson (Buho II) parece interesante, y me hizo gracia que Jeffrey Dean Morgan (el Comediante) sea el compañero de Uma Thurman en “Marido por sorpresa”. También descubrí que Rorschach es el nuevo Freddy de Elm Street. O que el azuloso Dr. Manhattan es el marido de Julia Roberts en “Come, reza, ama”.

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