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lunes, 6 de junio de 2011

TU VIDA EN 65 MINUTOS

¿Y SI FUESES TAN FELIZ QUE NO VALIERA LA PENA BUSCAR MÁS?

La frase que encabeza esta película (o su cartel) es un tanto ambigua. Quizá será que lo siento así porque no creo en la felicidad absoluta ni en que, llegada a un punto, esta no pueda volver a ser igual, mejor o irrepetible. Quizá porqué para mí, la felicidad, normalmente llega en pequeñas dosis. A veces, tienes un subidón porque algo esperado y deseado termina por ocurrir, o quizá no lo esperabas y el subidón te pilla por sorpresa, pero el resultado es parecido.

El problema es que el concepto de felicidad no sólo es abstracto, distinto para cada persona e impalpable… es que, además, es un concepto voluble, inconstante e idealizado. Nos perdemos buscando la gran felicidad –esa que viene con bombillitas de colores y BSO de serie- y nos despistamos de las pequeñas felicidades cotidianas que nos encienden la sonrisa en el rostro, las que iluminan nuestra vida con luz natural. Si no fuera por las chiquitas, habría cola en los puentes para lanzarse al vacío. Ellas son las que nos salvan, día a día, de caer en la oscuridad de la tristeza, en el purgatorio de la desidia. Ellas hacen que un día cualquiera sea mejor sólo porque han estado allí, a nuestro lado. Porque nos han hecho sonreír.

Pero, como es mi costumbre, me estoy yendo por los cerros de Úbeda y hoy lo que quería es hablar de una película. Me la recomendó una amiga este fin de semana (Yo le recomendé “Buscando un beso a medianoche”) y, después de comer, me senté en mi butaca favorita y la puse en la tele.

Tres amigos veintiañeros se reúnen los domingos para ir a ver el fútbol y pasar el día juntos. Dani, el protagonista, tiene el pálpito de que ese domingo no será como el resto, un domingo más en una larga lista de domingos. Y no se equivoca. Mientras esperan que llegue Ignacio, Dani y su amigo Francisco charlan sentados en unas gradas mientras Francisco se lee las esquelas del periódico. Entre los nombres de los fallecidos hay uno de conocido. Un tal “Albert Castillo” que había ido con ellos al cole… supuestamente. No están del todo seguros pero eso no impide que decidan acercarse al tanatorio. Las coincidencias de la vida hacen que Dani se encuentre con una ex pareja, que también fue ex pareja del fallecido que, en realidad es otro Albert Castillo y no el que ellos creen. Cuando la situación está a punto de convertirse en anécdota, aparece Cristina, la hermana del Albert en cuerpo presente y las cosas cambian. Entre Dani y Cristina nace una conexión que les irá llevando a encontrarse en situaciones más o menos imprevisibles.

Explicar más sería estropear la película. Pero si sois capaces de capear con la sensación agridulce que os dejará la película, con su tono un tanto tremendista, creo que os gustará. Luego, si os pasa como a mi, debatiréis si hay un momento tan intenso de felicidad que, a partir de ahí, ya no vale la pena seguir viviendo. Como cada uno tiene un baremo diferente en cuanto a lo que es la felicidad, encontrar un punto común en el que todos pensemos que ha llegado al summum me parece, francamente, imposible. Quizá para Dani aquel momento es lo máximo que espera de la vida. Puede que otros pensemos que, aunque hay momentos en que somos muy felices -aunque conscientes de que es algo efímero-, decidir que ya no podemos esperar más resulta, cuanto menos, pesimista. También es cierto que, cuando nos pasa alguna cosa terrible, podemos llegar a creer que jamás volveremos a ser felices… Si somos suficientemente pacientes, descubriremos que la felicidad va y viene. Jamás se queda pero tampoco nos abandona para siempre. Supongo que a eso lo llamamos esperanza. Siempre nos queda la ilusión de volver a ser felices. 

***
He escogido un trocito de la película que me pareció especialmente emotivo. 

3 comentarios:

  1. Doncs jo sí que crec en un moment tan intens, tan sublim, que sigui impossible de superar...
    Potser és una idea massa romàntica de la vida, però és així. La felicitat absoluta. I la mort vista com alguna cosa positiva, com un punt i final a una existència plena. Qui diu que no som lliures de triar el moment de marxar?
    La putada, deixar a la noia sola, i la família preguntant-se el perquè... Però recordem que no és real.
    A més, les pelis estan per això, per portar històries i sentiments a l'extrem, i treure'ns de la "foscor" i previsibilitat de la nostra existència...
    Què avorrit seria que totes les pelis fossin "raonables"...!

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  2. No conozco la peli, pero estoy muy de acuerdo con tu reflexión.
    Soy pesimista aunque mi caracter fuerte me empuja a seguir luchando dia a dia, y aunque a veces he pensado que estaba todo perdido, siempre he albergado la esperanza de que habría algo un poco más allá, que valdría la pena vivir.
    He tenido momentos de mucha felicidad en mi vida. Incluso he llorado de tanta felicidad en momentos puntuales, porqué tenía la sensación de que acabarian dejándome un vacío insoportable, pero me ayuda a seguir viviendo el pensar que detrás de cualquier esquina me espera un poquito más de felicidad y por esa sensación, merece la pena seguir aquí.
    Como dice un amigo..."la vida te cobra todos los momentos buenos", así que mejor los aprovechamos, ¿no te parece?

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  3. Me parece, me parece!!! En realidad son esos momentos de felicidad los que hacen que quieras tener más, creo yo! Incluso cuando todo se tuerce... si recuerdas que hubo cuando te sentías feliz, solo eso te hace pensar que ¿por qué no va a volver a repetirse?

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