Han estado por aqui

martes, 9 de noviembre de 2010

DE TODO MENOS CASPA… PORQUE YO LO VALGO

Si os fijáis, pasamos muchas horas empapándonos de anuncios. Según el horario y la cadena de televisión, puedes llegar incluso a perder el hilo del argumento de una película gracias a los largos períodos de intermedio. Es cierto que mucha gente utiliza ese tiempo muerto –o no tanto- para ir a visitar el baño, para fregar unos cuantos platos (“avisadme cuando empiece” les dices a quienes se quedan delante del televisor, normalmente con poca esperanza de que lo hagan) o para hacer un poco de zapping… en cada casa supongo que el “ritual” será más o menos distinto, pero por ahí van los tiros.

Pero también podemos disfrutar de los anuncios. Sí, es cierto, muchos son un verdadero coñazo y te preguntas cómo es posible que hayan pagado a un creativo o a una empresa de publicistas para hacer semejante porquería. Porque es cierto que los hay que son odiosos y malos a rabiar. Pero entre toda esa amalgama de micro-metrajes que pretenden vendernos alguna cosa, hay algunos que merecen nuestra atención. O por muy buenos, o por originales, o por curiosos… incluso por tan malos que no podemos evitar que pasen a los anales de la historia.

No sé cómo salió el tema a colación, pero hace un par de semanas, en una comida familiar comenzamos a recordar anuncios del año de la castaña pilonga. Y descubrimos que, tanto si eran buenos como malos, algunos de esos anuncios televisivos han pasado a ser míticos. Para recordar algunos de ellos, es imprescindible haber nacido entre los sesenta y los setenta.

Quinito, el monigote de la Quina San Clemente, nos cantaba aquello de “sal al balcón, tira un jamón, mira que viene Quinito…” en plan tuna. Nos recordaban muy a menudo que “Soberano es cosa de hombres” en anuncios que iban más allá del machismo encubierto. Me pregunto qué habrá sido de la voluptuosa caballista de Terry… ¿Se habrá operado los pechos la motorista de Jacq’s? ¿Y qué pasó con el maduro repeinado que aparecía en la kashbah oliendo a Patrick’s? ¿El hombre blanco de Colón se tiñe las canas o las lava con Perlán? Personajes míticos dónde los haya.

El jingle de algunos anuncios ha llegado, a través del tiempo, hasta nuestros días y forma parte de la cultura televisiva. Desde el ya prehistórico y museístico “Yo soy aquel negrito…” del Colacao, que comenzó su carrera en la radio. “Vuelve a casa, vuelve por Navidad” de la Jijonenca siempre nos evoca las fiestas navideñas, el chico que regresa de permiso de la mili para ver a su mamá (por ejemplo) y el cliché de familia reunida alrededor de un árbol decorado y un hogar.  También tenemos los eslóganes, frases que incluso se han colado en nuestro hablar cotidiano.

Con los años, los publicistas han ido afinando y algunos anuncios son verdaderos video-clips musicales. La música de fondo, ya sea un jingle o una canción de algún grupo de moda, siempre ha sido muy importante. Yo he llegado a buscar canciones por haberlas escuchado en un anuncio, sin saber quién las cantaba. Luego no recuerdo exactamente qué me querían vender.

Los más cañeros acostumbran a ser los anuncios de coches. Yo, la verdad, es que soy casi incapaz de distinguir un Ford Fiesta de un Audi4, pero reconozco que los anuncios, en muchas ocasiones, son visualmente interesantes. O el concepto que pretenden inculcar en ellos es original y, independientemente de que no tienes un duro para comprarte coche alguno, te atrae por la historia que busca contar. ¿No había un anuncio que decía “contigo al fin del mundo”? Creo que era de un coche que llegaba donde otros no podían. Pero la hemos sacado de contexto y la usamos a nuestro aire.

Los más cutres, ya por tradición, son los anuncios de productos de limpieza. Aunque algunos han rozado la simpatía, la mayoría son muy “marujiles”, independientemente de si el protagonista del mismo es un hombre o una mujer. Bueno, si es una mujer, normalmente descubre que con el producto X limpia mejor y más rápido, y blablabla. Si es un hombre, normalmente se pone de manifiesto lo torpes que son los hombres. Que sí, que los hay de muy torpes, pero que la cosa está cambiando y hay muchos que con una plancha o una sartén son verdaderos manitas. Y que friegan, barren y lavan platos como la que más. Como personaje estrella de este bloque, mencionaría al inefable y alopécico perdido Don Limpio (antes Mr. Proper). Y no nos olvidemos de las francachelas que se corrían los de Villa-arriba y Villa-abajo, después de lavar tropecientos mil platos con Fairy, el milagro antigrasa. Y odio profundamente aquel que, tras la mancha recalcitrante, sale la tonta de turno gritando “Vip express”.

Los anuncios de colonias son otra categoría a tener en cuenta. “Hay una chica nueva en la oficina…” nos decían en el anuncio de Farala. O teníamos aquella chica dulce, perdida en la kashbah, que se salvaba del tumulto gracias al madurito envuelto en Patrick’s. La motorista de turgentes pechos que buscaba a Jacq’s era algo más agresiva, con el traje de motorista negro y cabalgando moto. El efecto Axe dio mucho que hablar, no sé si porque contrataron al Dinio, al que la noche lo confundía, o por lo de la academia Axe para tirillas. No olvidemos algunos que han subido la temperatura, como el de J’adore de Dior, protagonizado por la sexy Charlize Theron que se iba desprendiendo de toda vestimenta, salvo de su perfume. Podríamos hablar largo y tendido, especialmente de las campañas de Navidad, que nos inundan de todo tipo de esencias y olores.

En septiembre, lo que impera es el fascículo. No acostumbran a ser anuncios muy currados. Pero son de lo más entretenido por la variedad de objetos que ofrecen para generar polvo en nuestras estanterías. Muñecas, cochecitos, relojes, piedras, abanicos, estilográficas… y el caso es que terminas encontrándolos, a precio de risa, en algún mercadillo a los pocos meses de haber salido. Casitas de muñecas, coches de Scalextric, miniaturas de todos tipos, formas y colores, cursos de idiomas que se mueren de asco en la estantería (yo tengo el de francés, alemán e italiano… y no he llegado más allá de la lección 7 en todos ellos)… la variedad es apabullante. Algunas colecciones se mantienen erre que erre año tras año, otras supongo que no desaparecen porque sí (no las compra ni el tato). La frase mítica de este tipo de anuncios sería “y con la primera entrega, gratis…”

Fundador, esta como nunca
En los años setenta, hubo un boom de anuncios de licores, especialmente brandy, que se anunciaban dirigidos esencialmente a un público masculino. Fundador estaba como nunca, Soberano era cosa de hombres… También los anuncios de tabaco tuvieron su época dorada. No olvidemos aquel cowboy de Marlboro, con música de los Siete Magníficos de fondo, cabalgando por las praderas de Yuesei. Debe estar de un humor de perros con la prohibición de fumar (y por extensión de anunciar tabaco) que lo ha dejado en el paro. A no ser que se haya reciclado y ahora nos venda colonia. Que hay gente la mar de versátil.

Mientras escribo esto, me doy cuenta que si tuviera el tiempo y las ganas, hay material para escribir un libro… o una enciclopedia. Los Pilares de la Tierra se quedarían pequeños ante semejante tochazo. Seguro que ya existe, porque prácticamente todo está inventado, pero el tema da para mucho, y seguro que, como mínimo me lo pasaría bomba buscando información. ¡Me he dejado tanto en el tintero!: cremas antiarrugas (con coercina Q10), tintes anunciados por famosas, champús (de todo menos caspa…), productos de alimentación (Sacatún que tún con para pan para pan pan Bimbo), aparatos para depilarse y/o afeitarse, compresas y afines (¿A que huelen las nubes?), aseguradoras (Soy, soy, soy …). Pero es lo que hay, dos páginas es todo lo que dan de sí.


Después de ver a Charlize, pasaros por este blog. Hay anuncios míticos.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario